Así es, se trata de una de las preguntas más realizadas por los recientes dueños de gatos y una de las cuestiones en las que es difícil ponerse de acuerdo.
Hay quienes defienden que los gatos son animales limpios (pueden pasar hasta 8 horas al día acicalándose) y que, por tanto, no es necesario bañarlos; pero también hay dueños que se quedan «más tranquilos» realizando algún que otro baño periódico.
¿Lo más importante? Observar. Si tu gato no lo necesita, ¿por qué hacerlo? Pero, si lo necesita, ¿por qué no hacerlo? Parece obvio 🙂
Si bien es verdad que los gatos y el agua no suelen llevarse muy bien, también es verdad que todo depende del gato y de lo que haya vivido: si pretendes darle su primer baño a un gato de 8 años que no ha pisado el agua en su vida, seguramente se complique un poco la situación; pero si acostumbramos a nuestros mininos al agua (nunca antes de los 2 meses) seguramente disfruten de los baños y del agua caliente (más bien templada: entre los 30 y los 37 grados).
MUY IMPORTANTE: usar siempre un champú específico, tener especial cuidado con que no entre agua es sus oídos y secarles muy, muy pero que muy bien. Tómate tu tiempo para bañarlos; es algo que es mejor hacerlo de la manera más relajada posible, sin generarles demasiado estrés.
Bien, ¿cuales son esas situaciones en las que sí será necesario un chapuzón? Veamos algunos ejemplos:
- Gatos que salen a la calle y que se ensucian (excesivamente). Normalmente, como ya hemos dicho, ellos mismos se lavarán pero puede haber casos en los que necesiten una ayuda extra
- Gatos caseros que la han liado… Así es, que sean caseros lo les libra de algún que otro susto y quizás necesiten pasar por la ducha
- Gatos mayores o enfermos que ya no se asean tanto como debieran
- Baños que coinciden con el cambio de pelaje: esto les ayuda a deshacerse del pelo que les sobra
- Gatos con el pelo largo o semilargo y una gran cantidad. Puede pasar a formar parte de la rutina de cuidados del pelaje: baño y cepillado para desheredarlo periódicamente
- Existen tratamientos (alergias, desparasitación, etc.) que se suministran a través de un champú o que requieren un baño posterior a su administración
Estos son algunos de los ejemplos de situaciones en las que es necesario el baño; pero, insistimos, siempre será una decisión personal y el amor u odio del gato por el agua no es algo que esté «escrito».
Para terminar, os queremos dejar con algunos trucos que pueden hacer más fácil este momento:
- Coloca en el fondo de la bañera (o recipiente dónde lo vayas a bañar) una toalla o trapo de manera que se pueda sujetar con sus uñas mientras lo mojas. De lo contrario podría resbalar y hacerse daño
- Deja correr el agua poco a poco para que se acostumbre a ella; mójale lentamente comenzando por la parte más baja para ir subiendo hasta mojarlo por completo
- Acaríciale, háblale… haz que se sienta tranquilo
- Para situaciones concretas quizás sea de mucha ayuda recurrir a espumas de lavado en seco. Nos pueden sacar de más de un apuro, son fáciles de aplicar y cumplen con su cometido
Y vosotros, ¿bañáis o no bañáis a vuestros gatos?
[…] semana pasada os aclarábamos algunas dudas con respecto a bañar a los gatos (click aquí si no lo has leído – o quieres releerlo -); así que hoy le toca el turno a los perros: […]