Es bien sabido por todos que viajar en coche (o viajar… así, en general) con un minino no es tarea fácil: los gatos son animales muy territoriales o, dicho de otra manera, muy caseros. No les gusta que les saquen de “su hogar” y menos que es suban a una “cosa” que se mueve rápido, huele raro y en la que, para más inri, les hacemos ir metidos en un transportín.
Y he aquí las dos primeras premisas: para viajar con gatos en coche es imprescindible hacerlo con un transportín y, en la medida de posible, acostumbrarles poco a poco al uso del vehículo.
Vayamos punto por punto: el transportín. Con los perros existe la posibilidad de viajar con ellos enganchados en uno de los cinturones traseros del coche. Por seguridad, no es la opción más recomendada, pero es una opción más. Con los gatos ni nos lo planteamos. Salvo excepciones muy muy raras, no es un espacio en el que se sientan protegidos y siempre será mejor y más seguro (para ellos y para el resto de viajeros) que vayan dentro de uno de estos artilugios. Nuestra recomendación es que sea rígido, con rejilla, fijarnos bien en que la puerta no se abra con facilidad y que sea lo suficientemente grande como para que nuestr@ pequeñ@ pueda girar sin problemas; es más, si puede ponerse de pie sin dificultad, mejor. Pero también tenemos que tener en cuenta el espacio dónde va a ir: detrás de uno de los asientos delanteros, en el suelo (de manera que no se mueva demasiado) o, en el caso de no poder hacerlo de esta manera, en uno de los asientos traseros enganchado con el cinturón para evitar que se mueva en caso de frenazo brusco.
En cuanto a acostumbrarles poco a poco al uso del vehículo, si lo pesamos, tiene toda su lógica, ¿verdad? Pongámonos en el caso de que tenemos un viaje planeado, nuestro pequeño peludo viene con nosotros y nunca antes ha viajado en coche. En este caso es fácil planificar algunos viajes cortos antes del gran viaje. Salidas breves, de unos 30 minutos, dónde podamos ir viendo cómo reacciona. Si podemos introducir en el transportín una manta o un juguete que use habitualmente, ganaremos puntos extra.
Ha llegado el día; ¿qué debemos tener en cuenta?
- No darle de comer, al menos, dos horas antes del viaje. Si vamos a estar más de una hora en marcha, deberíamos planificar paradas (cada 1-2 horas) para darles de beber, dejarles que salgan del transportín (dentro del coche) y ofrecerles el arenero para que puedan hacer sus necesidades
- Llevar una temperatura adecuada en el coche. Mejor usar el aire acondicionado, pues las ventanas bajadas suelen hacer mucho ruido y esto les puede producir estrés. IMPORTANTE: no colocar el transportín en un lugar dónde le de directamente el flujo del aire
- Nunca dejares dentro del coche sin vigilancia. La temperatura del mismo puede subir en cuestión de minutos. Mucho cuidado con esto…
- No llevar la música muy alta. Al igual que ocurre con el ruido del aire al tener las ventanas bajadas, la música alta no les tranquiliza, precisamente
- Háblale, acaríciale… préstale atención
- En casos concretos, puedes pedir consejo a tu veterinario: existen algunas opciones que pueden ayudar al gato a pasar el viaje de una mejor manera (medicamentos, sedantes, feromonas…) Pero OJO, nunca administrar sin preinscripción veterinaria
Y… ¡paciencia! Mucha paciencia 🙂 ¡Buen viaje!
[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]