Ya os hemos hablado en otras ocasiones del ajo y su mala/buena fama. Se trata de uno de los alimentos ‘prohibidos’ en mascotas; especialmente en perros. Y nosotros os decimos ‘si pero no’…
Pero antes, algunas curiosidades 🙂
- ¿Sabíais que el ajo pertenece a la familia de las cebollas?
- El bulbo de la plata se conoce como Allium Sativum
- Su uso, con fines medicinales, data hace más de 7.000 años
- Es polinizado por las abejas y otros insectos, siendo, inicialmente, natural del sudeste asiático
- China es el mayor productor de ajo del mundo
Un increíble alimento que lleva años en la lista negra de alimentos para animales por uno de sus componentes. Está confirmado que la ingesta de éste, como decimos, principalmente por perretes, puede llegar a producir anemia hemolítica y daños hepáticos; pero, ¡ojo! solo cuando se hace en grandes cantidades.
Repetimos, es cierto que tiene un componentes que puede provocar ciertos problemas de salud en canes, pero solo cuando si ingesta supera las recomendaciones veterinarias.
Por ello, y siempre y cuando sigamos las indicaciones de nuestro veterinario, os recomendamos el uso del ajo que, por otro lado, está lleno de beneficios:
- Se trata de un potente estimulante del sistema inmune; potenciando la actividad de las células para combatir bacterias. Indicado, especialmente, para perros con cáncer
- Ayuda a la detoxificación. Hay, al menos, 6 componentes en el ajo que potencian la acción del hígado en la detoxificación del organismo
- Posee efectos anti-bacterianos
- Potencia las defensa propias del organismo
- Reduce los niveles de colesterol
- Propiedades cicatrizantes
Aún con todo esto, repetimos, debemos de prestar atención a las cantidades recomendadas (¡mañana os las damos en nuestro facebook!) y debemos evitar su uso en los siguientes casos:
- Perros con anemia
- Perros diabéticos
- Cachorros de menos de 8 semanas
- Perros con desordenes auto-inmunes
- Perros pertenecientes a la raza Akita (raza que presenta una especial sensibilidad al ajo)
¡Pronto os contamos más!