¿Qué magia hacen con el cuerpo cada vez que se deslizan por agujeros imposibles?
Más de una vez te habrás preguntado si estos felinos están compuestos únicamente de «líquidos». Tranquilo, no eres el único en considerar posibilidades tan disparatadas como aparentemente factibles.
Más allá de que hay algo indudablemente cómico en ver a un minino luchar contra un objeto inanimado, también hay algo evolutivo en todo ello.
Bajo ciertas condiciones, los gatos moldean su forma para adaptarse a cualquier recipiente, pero la verdadera clave para permitir que los gatos pasen por espacios tan pequeños está su cintura escapular. No hay ningún truco, solo una consecuencia de posibilidades en el organismo de estos animales.
En los humanos, la cintura escapular está formada por los omóplatos y la clavícula. Conectados entre sí, brindan un soporte rígido a los músculos del brazo. En los gatos, en cambio, los omóplatos solo están unidos al resto del cuerpo por músculos, no por huesos.
Estas características anatómicas son las que ayudan a los felinos a pasar por aberturas estrechas, dejándonos a todos boquiabiertos. No es otra cosa que una ventaja evolutiva, pero qué ventaja. Ser capaz de caber en espacios pequeños permite a los felinos cazar presas pequeñas como ratones, pero también esconderse y escapar de posibles depredadores.
Por supuesto, los gatos no pueden colarse en cualquier lugar, aunque para eso también están bien capacitados: son capaces de evaluar la situación utilizando sus bigotes, cuyas cerdas son dos veces más gruesas que los «pelos protectores» (los pelos más largos y gruesos de su pelaje).
La base de cada uno de estos pelos del bigote está llena de terminaciones nerviosas. Estos últimos dotan a los gatos de un sistema de navegación muy sensible que transmite una gran cantidad de información sobre su entorno. Esto incluye juzgar el tamaño de los espacios pequeños antes de intentar pasar. Una explicación científica que, pese a todo, sigue pareciendo mágica.