Oruga procesionaria: el peligro oculto para perros y gatos

Con la llegada de la primavera, muchos tutores aprovechan el buen tiempo para salir al campo o a zonas arboladas con sus perros. Sin embargo, esta época coincide también con la aparición de un enemigo silencioso y muy peligroso para nuestras mascotas: la oruga procesionaria del pino (Thaumetopea pityocampa).

Este insecto, aparentemente inofensivo, representa una amenaza grave para la salud de los perros y gatos, pudiendo causar desde inflamaciones locales hasta reacciones alérgicas muy severas e incluso la muerte si no se actúa a tiempo.

En este artículo explicamos qué es la procesionaria, por qué es tan peligrosa, cómo reconocerla, qué hacer si tu mascota ha estado en contacto con ella y cómo prevenir el riesgo.

1. ¿Qué es la oruga procesionaria?

La oruga procesionaria del pino es la fase larvaria de una mariposa nocturna. Vive en los pinos, donde forma nidos de seda blancos, visibles en las copas de los árboles, especialmente entre enero y abril.

Su nombre se debe a que descienden en fila del árbol en forma de “procesión” para enterrarse en el suelo, donde completan su metamorfosis.

El verdadero problema radica en sus pelos urticantes: contienen una toxina muy agresiva que se libera al mínimo contacto y que puede provocar reacciones graves tanto en personas como en animales

2. ¿Por qué es peligrosa para perros y gatos?

El riesgo aumenta porque los animales, especialmente los perros, son curiosos por naturaleza y tienden a olfatear o incluso morder estas orugas cuando las encuentran en el suelo.

Consecuencias del contacto con la procesionaria:

  • Inflamación severa de lengua, labios y cavidad oral.

  • Hipersalivación, vómitos, dificultad para tragar o respirar.

  • Necrosis de tejidos: la lengua puede necrosarse parcialmente o por completo.

  • Reacciones alérgicas graves o shock anafiláctico.

  • En casos extremos, la muerte si no se actúa rápidamente.

En gatos, aunque el contacto es menos habitual, también se han registrado casos graves al entrar en contacto con las orugas en el jardín o trepando árboles.

3. ¿Cuándo y dónde hay mayor riesgo?

La procesionaria es más frecuente en zonas de pinares o jardines con coníferas. El riesgo se incrementa:

  • Entre febrero y mayo, cuando las orugas descienden del árbol en fila.

  • En zonas de monte bajo o parques donde hay pinos o cedros.

  • Después de días soleados tras lluvias o viento, cuando las orugas bajan del árbol para enterrarse.

Incluso en zonas urbanas o residenciales con jardines arbolados puede haber procesionarias.

4. ¿Cómo detectar que mi mascota ha tenido contacto?

Los síntomas suelen aparecer de forma rápida e intensa. Ante la mínima sospecha, es importante actuar con urgencia.

Síntomas comunes:

  • Inflamación repentina de la lengua o el hocico.

  • Salivación excesiva.

  • Frotamiento con las patas en la boca o la cara.

  • Agitación, vómitos o dificultad respiratoria.

  • Cambios de comportamiento como letargo o nerviosismo.

La lengua puede presentar zonas blanquecinas, ulceraciones o comenzar a necrosarse en pocas horas.

5. Qué hacer si crees que ha tocado una procesionaria

El tiempo es clave. No se debe perder ni un minuto si se sospecha contacto con una oruga procesionaria.

Pasos recomendados:

  1. Evita que el animal se siga lamiendo. Si es posible, enjuaga la boca suavemente con agua (sin frotar).

  2. No uses productos caseros. Algunos pueden empeorar la reacción.

  3. Acude de inmediato al veterinario. Es una urgencia grave.

  4. Informa al profesional de cuándo y dónde ocurrió el contacto.

El tratamiento suele incluir antiinflamatorios potentes, antihistamínicos, control del dolor e incluso antibióticos si hay necrosis o riesgo de infección.

6. Prevención: cómo evitar el contacto

La mejor estrategia frente a la procesionaria es la prevención. Esto incluye tanto medidas durante los paseos como acciones a nivel del entorno.

Recomendaciones clave:

  • Evitar pasear por zonas de pinos entre febrero y mayo.

  • No permitir que el perro olfatee o se acerque a grupos de orugas.

  • Revisar el entorno si hay nidos en árboles cercanos.

  • Informar al ayuntamiento si se detectan nidos en zonas públicas.

  • Mantener a los gatos dentro de casa o vigilados durante esta época.

Si vives en una zona de riesgo, puedes solicitar tratamientos preventivos en los árboles o eliminar los nidos con la ayuda de profesionales especializados.

Conclusión

La oruga procesionaria no es solo una molestia estacional: es un riesgo real y grave para la salud de nuestras mascotas. Identificarla, saber cuándo aparece y actuar rápidamente ante cualquier contacto puede marcar la diferencia entre una simple reacción local y una complicación muy seria.

Desde el Hospital Veterinario de Asturias, recomendamos extremar la precaución en primavera y consultar de inmediato ante cualquier sospecha. La rapidez en el diagnóstico y el tratamiento es fundamental para evitar consecuencias irreversibles.

Pug dog isolated on a white background

2025-04-08T14:29:33+02:00