Hace ya algunas semanas os hablábamos del estrés en los gatos y de cómo afecta de una manera bastante común a estos animales; hoy os vamos a hablar de las alergias en perros, también muy comunes a lo largo de la vida del can.
Según la definición de la RAE, alergia es una “respuesta inmunitaria excesiva provocada en individuos hipersensibles por la acción de determinadas sustancias, especialmente ambientales”.
Como comentábamos más arriba, nuestros perros son (cada vez más) propensos a desarrollar diferentes alergias, de la misma manera que ocurre con nosotros. Para hacer más fácil la identificación, podemos hablar de tres tipos de alergia:
- Alergias alimentarias: son aquellas producidas por la ingesta de un alimento, un ingrediente, que causa una reacción hipersensible en el sistema inmunitario de nuestro perro. Los alérgenos mas comunes son: pollo, ternera, maíz, trigo, soja, huevos y derivados de la leche
- Alergias por inhalación: en este caso estaremos ante una alergia producida por algo que respira u olfatea. Las más comunes son el humo (de los cigarrillos, por ejemplo), el polvo y el polen
- Alergias por contacto. Dentro de estas podemos hablar de dos subtipos: aquellas que se desarrollan por el contacto de la piel del perro con algún alérgeno (por ejemplo, productos de limpieza, colonias, champús, collares antiparasitarios, etc,) o aquellas desarrolladas por el contacto o la picadura de algún insecto/parásito
A todo esto hay que añadir el factor genético: ciertas razas de perros son más propensas a desarrollar ciertas alergias (sobre todo, alergias que tienen que ver con problemas en la piel).
Vale, ya sabemos a qué tipos de alergias nos podemos enfrentar pero, ¿cómo saber si mi perro está desarrollando una? Existen ciertos síntomas, digamos, habituales (que veremos más adelante) pero lo más importante es, ante la menor duda, acudir a nuestro veterinario.
Por lo general, una alergia tratada correctamente no nos acarreará mayor problema pero, si lo dejamos pasar o intentamos “solucionarlo” con métodos caseros, puede llegar a convertirse en un grave problema de salud.
¡Vamos con los principales síntomas! Como veréis, no son pocos…
- Irritación o enrojecimiento de la piel; principalmente en el interior de las orejas, en las almohadillas y entre los “dedos”
- Sarpullidos, erupciones cutáneas y/o llagas. Aquí también podemos incluir la inflamación: pequeños o grandes bultos repartidos por una o varias zonas del la piel de nuestro perro
- Estornudos excesivos y sacudidas de su cuerpo o cabeza. Esto último nos indica que hay algo que le molesta
- Vómitos y diarrea acompañados en muchas ocasiones de gases y de una pérdida de apetito y, por consiguiente, una bajada de peso
- Debilidad, desánimo, letargo
- Caída del pelo
- Rascado frecuente y repetitivo de las orejas y/o acumulación de cera en el canal auditivo
- Ojos inflamados o enrojecidos: ojos llorosos, exceso de lágrimas
Ya sabéis, ante la menor duda, acudir al vete. Son síntomas, en algunas ocasiones, muy genéricos, que pueden darse como consecuencia de una alergia o por otros muchos factores.
El veterinario hará un diagnóstico en base a los síntomas que presente nuestro peludo, su historial y el examen físico que le realizará.
Cuando sea más difícil identificar el alérgeno, se puede proceder a realizar una análisis de sangre y/o un test de alergias.
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