La primavera… ¡a mi perro altera!

Así es, la primavera… esa época del año tan esperada por muchos, que quieren dejar el frío atrás y comenzar a disfrutar del sol poco a poco… pero tan odiada por otros, que tiemblan sólo de pensar en las temidas alergias…

Y nuestros perros no son menos…

Saben que comienza una época con días más largos, más tiempo para disfrutar del aire libre, mejores temperaturas… pero también saben que muchos de ellos tampoco se van a librar de las alergias y de otros peligros primaverales como las pulgas, las garrapatas o los mosquitos.

En concreto vamos a hablar de tres aspectos importantes a tener en cuenta durante estos meses:

  • Las alergias: así es, como ya comentábamos al principio, los perros, al igual que los humanos, también son propensos a sufrir alergias primaverales y es que, además, se ha observado que durante los últimos años ha aumentado el número de casos. ¿Qué debemos saber? Lo más importante es estar atentos a los posibles síntomas para acudir al veterinario lo antes posible. Picores, piel rojiza, sarpullidos, llagas o erupciones cutáneas, estornudos, vómitos y diarreas, la caída del pelo o los ojos enrojecidos o, incluso, inflamados, son algunos de los síntomas más comunes y ante los que debemos acudir al veterinario

  • Pulgas, garrapatas, mosquitos… ¡ojo con las picaduras!: normalmente, la picadura en sí no suele acarrear ningún problema grave; pero las diferentes enfermedades que puede transmitir el parásito/mosquito con el pinchazo, pueden poner en peligro la salud de nuestro perro. Para prevenir esto es muy importante seguir el calendario de vacunación y proteger a nuestros peludines con collares, pipetas, sprays… Además de prestar especial atención a los sitios por dónde paseamos y hacer una revisión de su piel/pelaje al llegar a casa

  • Un serio peligro: la procesionaria. Por desgracia, es cada vez más normal encontrarse cada primavera con una plaga de esta oruga. ‘La procesionaria del pino’, un animal que, sin quererlo, se ha convertido en una grave amenaza. Basta sólo con que se acerquen a olerlas (ya no decimos nada, si las chupan o las ingieren…) para que puedan poner en peligro su salud. Lo “bueno” es que son bastante fáciles de localizar (suelen moverse en grupo, formando unas largas “filas”) así que debemos estar muy atentos cuando salgamos con nuestros canes al campo y no perder de ojo dónde ponen el hocico

Por todo lo demás… ¡sólo nos queda disfrutar!

2018-03-22T10:29:58+01:00