Hace unos días saltó la alarma en Asturias: desde una clínica veterinaria de Llanes se advirtió de una posible epidemia de este virus.
Pero, ¿en que consiste esta enfermedad? ¿cómo podemos evitarla? ¿es tan grave? Con este post vamos a tratar de resolver todas estas dudas que, muy seguro, se os habrán pasado por la cabeza.
El parovirus canino es un virus identificado en 1978. ¿Por qué es tan temido? Muy fácil: esa cepa inicial ha ido variando genéticamente lo que dificulta su detección; afecta principalmente y de una forma rápida a los intestinos; es muy resistente tanto a factores físicos como a los químicos con una supervivencia muy elevada al medio ambiente y, además, se suele “instalar” las las células de reproducción rápida pudiendo provocar, incluso, la muerte súbita.
Sí, sentimos decirlo pero sí: el parvovirus es una enfermedad grave con una importante tasa de mortalidad en canes. Por eso son muy importantes dos cosas: llevar las vacunas al día y estar atentos a posibles síntomas. Como en la mayoría de las enfermedades, cuanto antes comencemos a tratarla, más sencilla será la recuperación.
¿Cómo se contagia? Como otros muchos virus, el parvo se transmite por vía intrauterina (madres-hijos) o por vía oral (entre diferentes perros). Esta última vía de contagio es muy amplia: la comida, los juguetes, las heces, etc.
¿Qué síntomas presenta? Si hay algo inconfundible en esta enfermedad es la rapidez con la que se presentan los primeros síntomas: fiebre y cambios en el comportamiento del animal (apatía) son los primeros en manifestarse junto con los característicos vómitos y diarrea con sangre. Pero también podemos destacar una disminución del apetito y una rápida deshidratación.
No nos cansaremos de decirlo: ante la más mínima duda acude urgentemente a tu veterinario.
¿Como podemos prevenirlo? Como ya avanzamos al principio del post, seguir el calendario de vacunas junto con una correcta desparasitación (algunos insectos o roedores pueden ser huéspedes del virus) son las principales vías para evitar el contagio. Pero, además, debemos mantener una correcta higiene, evitar que nuestro perro entre en contacto con heces de otros animales y limpiar y desinfectar periódicamente sus juguetes y utensilios.
¡Esperamos haber resuelto vuestras dudas! 🙂