La caléndula, llamada ‘oficialmente’ caléndula officinalis, y también conocida como botón de oro, mercadela o maravilla, es una planta de la familia de las asteráceas, con unas preciosas flores de color naranja intenso. Aunque no se tiene una total certeza de su origen geográfico, se le atribuye, principalmente, a la región mediterránea, zona en la que se tiene constancia de su utilización desde la época de la antigua grecia.
En la actualidad es fácil encontrarnos con cremas y aceites de esta planta, pues su uso medicinal/terapéutico está bien extendido. Pero, ¿y su uso en animales?
Como os decimos, está demostrado que la caléndula ejerce una potente acción anti-inflamatoria, anti-hongos, astringente y antiséptica. Y esto mismo lo podemos aplicar a los animales; en este caso os hablaremos de los perros y las heridas en la piel. Esta planta lleva años usándose para ayudar a la cicatrización e inflamación de heridas en canes.
En concreto, el aceite de caléndula es un excelente recurso para tener siempre a mano en el botiquín. Como os decimos, es fácil encontrarlo en farmacias o herboristerías; pero si tienes acceso a la planta y prefieres fabricarlo tu mismo, es tan fácil como:
coger un puñado de flores, limpiarlas bien e introducirlas en un tarro esterilizado con aceite de oliva (también podemos usar de girasol). Cerrar bien en tarro y dejarlo enfriar en un lugar fresco y seco, alejado de la luz directa del sol, durante, al menos, 40 días. Pasado ese tiempo, solo nos queda colar el aceite y guardarlo en un bote (preferiblemente de cristal) para su uso posterior.
Si tenemos que aplicarlo sobre una herida, lo podríamos hacer directamente, pero es más sencillo y limpio hacerlo con una pomada que podemos preparar, fácilmente, con el aceite. Apunta: 45 gramos de aceite de caréndula (comprado o casero, pero siempre natural) y 5 gramos de acera de abeja. Lo calentamos todo junto al baño maría, removiendo poco a poco hasta que los ingredientes se hayan disuelto. Pasamos la mezcla a un tarro y lo dejamos enfriar -abierto- (NO introducir en la nevera).
Dependiendo de la cantidad de cera que usemos, obtendremos una crema con una textura más sólida o más líquida. Eso dependerá de nuestras preferencias. Es importante conservarla en un tarro que cierre bien, alejada de la luz directa y en un lugar fresco y seco.
Ahora solo nos queda aplicar una fina capa de crema, cubrir la herida y vendar.
La crema le proporcionará a tu perro propiedades antisépticas, estimulará la regeneración celular cutánea y acelerará la curación y reparación de la piel. Casi nada 🙂
Y como siempre os decimos, ante la más mínima dura o ante lesiones graves, siempre, SIEMPRE, acude a tu veterinario.